viernes, 28 de diciembre de 2007




Villavachos, de asentamiento en la Edad del Bronce a despoblado medieval

©2007 Ángel Plaza Simón.
Prohibida la reproducción, total o parcial por cualquier medio; sin la autorización expresa del autor y sin citar las fuentes.



Villavachos en el Mapa de la Provincia de La Mancha de Thomas López Pensionista (1795)
Mapa de Thomas López (1795).
Villavachos, fue uno de los antiguos núcleos de población que existieron dentro del T. M. de Villarrobledo, del que se tienen diversas noticias históricas, aunque no se conocía con precisión su emplazamiento.

En este artículo pretendemos fijar su reducción geográfica en un yacimiento concreto en el que, efectivamente, existen vestigios arqueológicos coherentes con la presumible cronología que dimana de las fuentes bibliográficas y cartográficas e, incluso, de épocas anteriores. Además, estos vestigios se incardinan dentro de un marco arqueológico mucho mayor -en extensión y cronología- del que debió de formar parte, bien como asentamiento autónomo, como zona de expansión o como lugar de concentración de la población en un periodo concreto.

Por último, debemos precisar que esta no es más que una aproximación somera a un tema que se puede (y debería) desarrollar más extensamente, pero constituye la primera ocasión en la que, muy razonablemente, podemos conectar noticias históricas con vestigios arqueológicos en nuestro T. M. o, dicho de otra manera, es la primera ocasión en la que podemos "poner nombre" a una de las múltiples muestras de asentamientos antiguos en Villarrobledo.

1. Propuestas etimológicas sobre el nombre Villavachos.

"Si se huvieran conservado los nombres
que Adán puso a las cosas, supiéramos
sus esencias, cualidades y propiedades;
ya que esto no nos consta, es cierto que
los nombres que ponemos a las cosas les
vienen a quadrar por alguna razón."
Sebastián de Covarrubias.

"La Etimología es la verdad de las palabras."
Pancracio Celdrán.

Sin duda, Villavachos[1] es un topónimo de oscuro origen, aunque parece estar formado por dos compuestos: *villa y *va[n]chos (o *ba[n]chos, según veremos). El primer formante plantea pocas dificultades, pues lo encontramos atestiguado hasta la náusea en decenas de miles de topónimos en lengua castellana (sin ir más lejos, en Villarrobledo) y en otras lenguas (p. ej. ville en francés, vila en catalán y valenciano, etc...). Un primer acercamiento a su significado alude a Villa en el sentido general de "lugar poblado". Sin embargo, la propia definición de la RAE[2], en sus dos primeras acepciones, ya introduce interesantes matizaciones:

[...]villa. (Del lat. villa). f. Casa de recreo situada aisladamente en el campo.|| 2. f. Población que tiene algunos privilegios con que se distingue de las aldeas y lugares.[...] [3]

Villa Romana, por Jean Achille Benouville
Villa Romana (J. A. Benouville)
Es decir, por un lado tendríamos una acepción que nos acerca a la idea de la Villa Romana, como un establecimiento o morada rural cuyas edificaciones formaban el centro de una propiedad agrícola en la Roma Antigua y que contituye uno de los ejemplos más notables de edificación romana. Aunque no hemos encontrado restos romanos (y sí anteriores y posteriores), a falta de una prospección más exhaustiva no es nada descabellado pensar en esta opción puesto que el Peñón de Villabachos está contiguo a La Pasadilla, lugar donde Rubí Sanz sitúa una más que posible Villae Rusticae de Época Romana. Pero tampoco es desdeñable pensar que pudiera haber existido algún tipo de cédula u otra documentación medieval (quizá de época de Alfonso X, monarca que asumió la reconquista definitiva de la zona) donde se le concediera a esta población determinados privilegios que la distiguieran de las aldeas y lugares, como parece sugerir la segunda acepción del término. De hecho, creemos más acertada esta opción de la Villa Medieval, como veremos más adelante. Una exploración más exhaustiva de los Archivos donde pudiera haber copia de esos privilegios aportaría más luz a este asunto.

Sin embargo, cuando tratamos de averiguar el origen del segundo formante (*va[n]chos o *ba[n]chos) el "asunto" se complica enormemente. A simple vista, podemos dar como válida la grafía moderna Villabachos y atendiendo a la propia localización del lugar -al pie de y protegido por un notable peñon rocoso (Peñón de Villavachos)- determinar que no es sino una corrupción de Villa- Abajo, es decir el nombre albergaría en sí una tautología tan evidente como "pueblo (de) debajo (del Peñón)", digna del mismísimo maestro Don Pero Grullo. También podíamos asumir -campando despreocupadamente por el resbaladizo terreno de la hipótesis- que ese Villa- Abajo recibiría su nombre en contraposición a un quimérico Villa- Arriba, del cual no existe vestigio de ninguna índole, ya sea documental, arqueológica, toponímica... A no ser que, "estirando" mucho (pero mucho-mucho) el razonamiento, el hipotético Villa- Arriba no sea otro que el propio Villarrobledo, que está situado al norte de Villavachos. Aunque sobre el nombre antiguo de Villarrobledo aún se puede escribir mucho (y lo haremos) es harto difícil que eso fuera así pues, en la actualidad, no hay nada razonable que sustente dicha hipótesis.

La situación no es mucho más clara si pensamos en la grafía Villavachos, más antigua y documentada con más y mayor fundamento.

Continuará...
__________________

1 Se ha documentado este topónimo como Villavanchos (Archivo General de Simancas, finales del siglo XV), Pozuelo de Villavachos (Censo de Floridablanca, 1789), Villavachos (Thomas López, 1795) y Villabachos (Cervantino, 1988) . Entre paréntesis el lugar y la primera vez que hemos documentado cada versión.
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2 REAL ACADEMIA ESPAÑOLA. Diccionario de la lengua española (22ª Ed.), entrada "villa". Madrid, RAE, 2001.
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3 Por su parte, la etimología latina de "villa", provendría de vicŭla que es el diminutivo femenino de vicus ("granja" o "aldea") y este, a su vez, del protoindoeuropeo *weik- ("clan" o "grupo, predominantemente familiar, unido por fuertes vínculos y con tendencia exclusivista")
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miércoles, 26 de diciembre de 2007




Villarrobletanos anónimos

© 2007 Ángel Plaza Simón.
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Portada de 'La Púrpura de la Rosa' de Tomás de Torrejón y Velasco
'La Púrpura de la Rosa' (Tomás de Torrejón)
Sí a cualquier interesado por la Historia de Villarrobledo se le pregunta por los villarrobletanos más ilustres, muy seguramente se fijará en un mismo puñado de nombres: El Virrey, Graciano Atienza, Octavio Cuartero... Alguien más avisado podrá citar a personajes de enorme mérito como Tomás de Torrejón y Velasco, Alonso Ortiz o Ventura Chumillas. Para "nota" quizá sean otros como Mateo Jareño de la Parra, médico de Carlos II "El Hechizado" (que, intuimos, tuvo un enorme trabajo con semejante paciente).

Estos y otros más, recogidos en la tradición historiográfica local no fueron los únicos paisanos que pasaron a la historia. Otras personas -mucho más anónimas- dejaron constancia de su paso por este "valle de lágrimas" (muy a su pesar en bastantes ocasiones) en las fuentes más dispares y asociaron su nombre al de nuestra ciudad. A título de curiosidad, este artículo pretende dar fe de algunos de estos villarrobletanos y villarrobletanas que nos vamos encontrando en nuestras investigaciones y fueron protagonistas de la Historia menor, escondida, oculta y curiosa de nuestro País. Para posibilitar posteriores investigaciones, facilitamos las fuentes bibliográficas de donde se han extraído estos nombres.

1. ¿Corsarios villarrobletanos?

En un estudio sobre las repercusiones de la expulsión de los moriscos en el Reino de Mallorca encontramos referencias a dos villarrobletanos:

1. Juan Cocar (* Villarrobledo, hacia 1600- † ¿?).

Morisco ("cristiano de nuevo moro") y posiblemente Corsario, esclavo del Mallorquín Francisco García. Encausado cuando tenía 17 años por el Tribunal de la Inquisición de Mallorca (entre 1613 y 1620), adonde habría llegado procendente de Argel.

2. Gabriel Fel de Santiago (* Villarrobledo, hacia 1600- † ¿?).

Igual que el anterior pero esclavo de Pedro Serra. Fue encausado con dieciocho años.

Para hacernos una idea de su peripecia vital reproducimos un texto de la bibliografía de donde hemos extraido estos nombres:

"[...] La tragedia de estos españoles (fijémonos en sus nombres, apellidos y origen),(menospreciados en relación con otros colectivos, p.e. los judíos sefarditas) no puede ser mayor: expulsados de su tierra, despojados de sus bienes, desplazados al extranjero, obligados a aceptar una religión (la musulmana) que, en la mayoría de los casos, choca con la suya secular (la cristiana), y destinados a la esclavitud, pasando antes por la piratería, cuando lo propio de ellos, lo que aportaron al venir a España, era la agricultura y el artesanado. [...]"

FUENTE: GARCÍA DE LA TORRE, J. "Repercusiones, en el Reino de Mallorca, de la Expulsión de los Moriscos" en Mayurqa: revista del Departament de Ciències Històriques i Teoria de les Arts, nº 21, pp. 193- 194. Palma de Mallorca, UIB, 1987. Versión digital

2. Villarrobletanos muertos por la Epidemias de Cólera en Mocejón.

Igualmente trágica es la historia de una familia de jornaleros que estaban trabajando en Toledo, en el siglo XIX:

3. Pedro Cambronero de la Coba (* Villarrobledo, hacia 1816- † Mocejón, Toledo, 13 de julio de 1834).

Hijo de Juan Cambronero y Catalina de la Coba. Posiblemente, la epidemia le alcanzó y mató, junto a su familia, cuando estaba trabajando en tareas agrícolas en dicho pueblo toledano.

4. Juan Cambronero (* Villarrobledo, hacia 1787- † Mocejón, Toledo, 13 de julio de 1834).

Esposo de Catalina de la Coba y padre del anterior. Murió en iguales circunstancias.

5. Catalina de la Coba (* Villarrobledo, hacia 1792- † Mocejón, Toledo, 22 de julio de 1834).

Viuda de Juan Cambronero y madre de Pedro Cambronero. Igual que el anterior.

6. Alfonsa Cambronero Brazales (* Villarrobledo, ¿?- † Mocejón, Toledo, 30 de julio de 1834).

Hija de Pedro Cambronero y María Brazales, posiblemente familia de los anteriores. Ídem.

Agustín Sandoval refiere que la epidemia de 1834 apenas causó bajas en Villarrobledo, siendo más devastadoras las posteriores epidemias del cólera morbo asiático. Sin embargo, sí que hubo víctimas villarrobletanas en Mocejón; la descripción de la tragedia humana que se vivió en esa localidad es aterradora:

"[...] Amado padre, pongo en su noticia de como gracias a Dios hemos llegado sin la menor novedad a este miserable pueblo. Digo miserable, por no encontrar otra expresión más apropiada para describir la situación en que se halla. Al entrar en el pueblo salieron todos a besar los crucifijos y de rodillas llorando, que nos arrancaban el corazón. Estando en esto vino uno a mí y me dijo si hacía el favor de acercarme a ayudar a una hija suya, de cuya casa se habían sacado ya tres por la mañana y uno estaba tirado en el cuarto por no haber quien lo sacase, hasta que fuésemos el señor cura, mi compañero y yo.

Desde las cuatro que llegamos en ningún momento hemos parado de confesar y dar defunciones, en cuanto caen malos mueren sin dar más término que 24 horas el que más. Los 64 síntomas empiezan por un leve dolor de vientre, enseguida una diarrea con tal convulsión de nervios que ponen el grito en el cielo, los ojos hundidos, amoratados o casi negros y así suelen morir. Ahora son las cinco de la mañana y desde que vinimos que eran las cuatro, llevamos confesando y dando la absolución a 42 sin contar que por la mañana llevaba el señor cura otros 23, de estos los que no han muerto están agonizando. Padre, es un dolor, el pueblo está consternado, pues todavía no ha salido uno, aunque con nuestra llegada se han ensanchado los corazones de todos, sin haber que hacerse con nosotros. Considere V.C. como será esto, pues vamos por la calle y salen a veces docenas buscándonos de un modo que es un desconsuelo. Pidan V.V.C.C. a Dios por nosotros para que nada nos suceda o para que nos anime y que la alegría de su espíritu no se aparte de nosotros..... firman Fray Antonio y Fray Alejandro. [...]"


FUENTE: MARTÍN TARDÍO, J. J. Las Epidemias de Cólera del siglo XIX en Mocejón (Toledo), pp. 82-83. Toledo, Ed. Martín Tardío, 2004. Versión digital

3. Más escritores villarrobletanos.

Más amable es la siguiente referencia a un escritor jesuita, desconocido para el gran público, para añadir a la nómina de autores nacidos en la ciudad:

7. Antonio Moreno Palacios (* Villarrobledo, 19 de marzo de 1658- † Méntrida, Toledo, 7 de agosto de 1708).

Escritor jesuita. Al igual que el ya conocido Juan de Cabrera (* Villarrobledo, 31 de diciembre de 1638), aparece en la relación de escritores y fuentes bibliográficas de Faustino de Arévalo (Symbola Literaria a jesuitis hispanis olim Roma missa ad bibliothecam S. J. augendam). Posiblemente sea el autor de: MORENO PALACIOS, A. Numero de predestinados, señales de predestinacion y reprobacion. Madrid, Francisco García Fernández, 1683.

FUENTE: BARCO DEL VALLE, M. R. y SANCHO RAYÓN, J. (coord.) Ensayo de una Biblioteca Española de Libros Raros y Curiosos, Tomo I, pp. 273-274. Madrid, Ed. Rivadeneyra, 1863.

4. Un paisano envuelto en un asunto delicado.

8. Juan Collado (* Villarrobledo, hacia 1558- † ¿?).

Estudiante de la Universidad de Salamanca, de 26 años, prestó declaración ante el Tribunal de la Inquisición de Valladolid en el proceso que se siguió contra el Maestro Francisco Sánchez (apodado El Brocense) catedrático de Retórica y Griego de la Universidad, por las supuestas gravísimas injurias contra la Fe Cristiana proferidas en una lección.

FUENTE: FERNÁNDEZ NAVARRETE, M., SALVÁ, M. y SÁINZ DE BARANDA, P. Colección de Documentos Inéditos para la Historia de España, Tomo II, pp. 10-14. Madrid, Ed. Viuda de Calero, 1813.

5. Anécdota de un Maestre de Campo del Conde-Duque de Olivares.

9. ¿Nicolás? Cabeza de Baca (* Villarrobledo, ¿finales del S. XVI?- † ¿?).

Muy poco sabemos de este militar villarrobletano, aunque parece que tenía unas "salidas" muy chistosas:

"[...] Llego de Flandes a pretender en Madrid el Maestre de Campo Don N. Cabeza de Baca, natural de Villa-Robledo; favorecióle el Conde-Duque, por sus servicios, el qual le dixo un día: Cierto, que me pareciera mejor, que V. S. descansasse, apartandose de la Facultad de la Guerra, y si gusta, yo le casare con la señora Doña N. muger de gran calidad, y de muy buena cara, y crecido dote. Y no ignorándolo el Maestre de Campo, respondio a la propuesta: Señor, venero la honra, que merezco a V. Excelencia; pero mas quiero ser en Villa-Robledo Cabeza de Baca, que en la Corte Cabeza de Toro. [...]"

FUENTE: FERNÁNDEZ DE VELASCO Y PIMENTEL, B. Deleyte de la Discreción y Facil Escuela de la Agudeza., pp. 167-168. Madrid, Imp. Real de la Gaceta, 1764.

lunes, 10 de diciembre de 2007




Aquellos 20.000 habitantes

© 2007 Ángel Plaza Simón.
Prohibida la reproducción, total o parcial por cualquier medio; sin la autorización expresa del autor y sin citar las fuentes.


Inauguramos una nueva sección de artículos breves en los que trataremos de aportar algo de luz sobre una serie de aspectos de la Historia de nuestra ciudad que, creemos, no han sido tratados convenientemente y han creado una serie de tópicos y equívocos.



Quizá uno de los tópicos más controvertidos y polémicos de la historiografía local es la afirmación de que Villarrobledo tenía 20.000 habitantes hacia finales del siglo XV y principios del XVI, mantenida por los autores que más profundamente han estudiado nuestra historia. Supuestamente, esta tradición se funda en la obra de Blas Franco (1675), es recogida por Francisco de la Cavallería (1751) y mantenida por Agustín Sandoval (1960 y 1981). Lo cierto es que, leyendo con detenimiento las tres obras, esa sucesión de hechos no es del todo exacta y quizá haya llegado el momento de exonerar al primer historiador de tamaño equívoco.

¿Qué dicen nuestros autores?

1.1. Blas Franco Fernández (1675)

Blas Franco NO afirma categóricamente que Villarrobledo tuviera 20.000 habitantes en la época mencionada sino que recoge, de pasada, un comentario que le hacen "los más viejos del lugar". En todo caso habría que culparlo de ingenuo por reflejar aquel hecho, pero no se puede tachar su obra de falsa e infundada. Las muestras de su honradez y rigurosidad las tenemos en otras noticias que aporta y de las que sí se molesta en buscar información y citar sus fuentes; como en otra de las cuestiones controvertidas de nuestra historia: La Historia de los Villarejos, tachada de entelequia por historiadores reputadísimos como Aurelio Pretel (que, por su parte, ha contribuido a crear otra serie de tópicos que discutiremos más adelante), pero satisfactoria, brillante y profusamente estudiada por Francisco Javier Escudero, que demuestra que, no sólo tiene visos de ser realidad, sino que fue mucho más compleja y circunscrita al amplio marco de las disputas fronterizas entre Alcaraz y la Orden de Santiago.

"[...] esta Villa que había empezado con una aldea tan corta, como se ha dicho, pudo igualarse con una ciudad muy populosa, porque, según dicen los antiguos, llego a tener de vecindad más de cuatro mil vecinos, todos tan prósperos y acomodados que se ejercitaban en la labranza del campo y siendo tan grande el término que hoy tiene esta Villa, se salían fuera para ejercitar sus labranzas. [...]"

Al final del párrafo tenemos otra muestra de que Blas Franco no solía dar puntadas sin hilo, pues habla de un hecho sólidamente contrastado como es que los agricultores de esta Villa habían extendido sus labranzas fuera del término, lo que motivaría no pocos pleitos con la ciudad de Alcaraz. Además, de la lectura completa del contexto donde están estas líneas no se infiere necesariamente ninguna precisión cronológica de ningún tipo, a pesar de que se incluye entre las Fundaciones del siglo XV. Es decir, el sentido que tiene la frase según creemos es el siguiente: A decir de los vecinos, el modesto Robredillo que comenzó con una población tan exigua llegó (en algún momento de su historia entre finales del siglo XIII y 1675) a tener 4000 vecinos.

1.2. Francisco de la Cavallería y Portillo (1751)

El que SI le da carta de naturaleza es el, supuestamente, más serio y fundado Francisco de la Cavallería. Este autor recoge, sin más, aquella afirmación de pasada y la eleva al rango de verdad absoluta. No es la única ocasión en que Cavallería "mete la pata hasta el corvejón", pues otra de sus perlas ha motivado que Villarrobledo haya estado huérfano de su Historia más antigua hasta hace bien poco con sus afirmaciones de que no hay nada antiguo ante nuestros ojos. Aun reconocíendole su enorme mérito; sin duda, su estilo sentencioso, mesiánico y, en ocasiones, "ex catedra" ha ocasionado no poco daño al progreso del estudio de nuestra Historia.

"[...] Esta Ilustre Villa que en sus principios fue tan pequeña en su Vecindad, pudo igualarse con una de las Ciudades mas opulentas, y populosas de nuestra España, (sin que por ser yo Patricio, merezca la censura de apassionado, pues en esto, como en todo lo que escrivo, vive mi pluma muy desnuda de toda passion y solo explica la realidad, para memoria en lo venidero) pues sus grandes ruinas son un testimonio muy claro, y evidente, en donde se lee lo que fue. A mas de quatro mil llego el numero de sus vecinos, y todos tan opulentos, y ricos, que vino a estimarse este Pueblo por uno de los mejores de ambas Castillas [...]"

En realidad, vemos que Cavallería está repitiendo, "ce por be", los párrafos que había escrito Blas Franco casi un siglo antes, cambiando por sinónimos algunos términos; como cuando el estudiante perezoso consigue un trabajo escolar, a través de otro estudiante de un curso superior, y cambia comas, elimina párrafos, corrige estilos, añade perifolla y omite algunas frases para presentarlo como propio. La frase omitida no puede ser más importante pues es la que denuncia que ese dato proviene de una fuente oral sin contrastar: "según dicen los antiguos", mientras se descuelga con una especie de "por la gloria de mi madre" en forma de objetivo desapasionamiento. Por cierto, ni siquiera se molesta -en esta afirmación concreta- en referir que su fuente es Blas Franco, cuando son contínuas en su obra las alusiones al escritor jumillano.

1.3. Agustín Sandoval Mulleras (1960 y 1981)

Lo que llama la atención y, verdaderamente, da rabia es que un autor aún más riguroso y científico en sus planteamientos, como Agustín Sandoval, siga recogiendo la manida historia de los 20.000 habitantes y dándole ciertos visos de realidad. Científicamente, no tiene perdón; si bien, se puede disculpar su error dentro de su amable estilo conciliador y respetuoso con las fuentes más antiguas que son, precisamente, Franco y Cavallería (más el segundo que el primero), además de su "amor patrio".

"[...] Habiendo sido tan pequeña nuestra villa en sus comienzos, llegó Villarrobledo, con su constante desarrollo y nuevas vecindades, a convertirse en uno de los pueblos más opulentos y habitados de España, alcanzando a principio del siglo XVI la elevada cifra de 4.000 vecinos, todos prósperos y acomodados labradores, que hacían subir al censo a unos veinte mil habitantes, lo que le valió a Villarrobledo ser estimado como uno de los mejores pueblos de Castilla. [...]"

Es nuevamente el mismo párrafo de Franco y, también, el mismo "error". Sin embargo, ya se ha creado el equívoco: Sandoval basa sus fuentes en el "riguroso" Cavallería que, a su vez, había malinterpretado a Franco. Una mínima comparación hubiera "desfecho" el entuerto... Además incluye la precisión (absolutamente equivocada) cronológica: principios del s. XVI, mientras que en apéndice demográfico de su obra sitúa esos 20.000 habitantes en 1490. Para desagravio de Don Agustín, debemos hacer mención a un artículo suyo publicado en el Cervantino de 1992, donde "recoge velas" y afirma que el dato de los 20.000 habitantes es una exageración. Posiblemente en esos términos se manifestara sobre el asunto en la tercera edición de su "Historia de mi Pueblo", que se prometía muy corregida y aumentada, pero -desgraciadamente- no fue publicada por su trágico fallecimiento.

¿Qué dicen otras fuentes?

¿Pero existieron esos 20.000 habitantes? Hemos encontrado datos de esa precisa fecha -obviadas por todos los autores mencionados- que nos dan, con todas las cautelas, una idea bastante aproximada sobre este particular. La fuente histórica más cercana la tenemos en las Descripciones de Hernando de Colón (entre 1517 y 1523).

"[...] Villa Robledo es lugar de seiscientos vecinos e está en llano e es en la Mancha de Aragón [...]"

Con esta sencilla frase ya se "desmonta todo el tinglado". La equivalencia vecinos=habitantes se estima, según las zonas, entre cuatro y cinco habitantes (todas las "almas de comunión", los niños, las niñas y los bebés) por vecino (que incluye sólo el "pater familias"). Si aceptamos un valor medio de 4'5 y lo multiplicamos por los seiscientos que refieren los informantes del hijo del descubridor, la cifra de habitantes de Villarrobledo -a principios del siglo XVI- es de 2.700, muy lejos de los 20.000 (en realidad 4000x5) de Franco, Cavallería y Sandoval. Como nota curiosa y como baño de humildad, podemos añadir que -para esa misma fecha y según las mismas fuentes- El Bonillo tenía 1.000 vecinos (4.500 habitantes).

Ya tenemos una fuente histórica que deja en mal lugar la tradición villarrobletana (tradiciones locales que, por otra parte, en otros muchos casos que estudiaremos demuestran ser muy acertadas). Pero no es la única fuente documental, cercana a esa fecha, de la que disponemos. El día 30 de noviembre de 1590, el Licenciado Pedro Pérez del Castillo envía [...]relación de las vecindades de la ciudad de Alcaraz, villas y lugares de su suelo [...] en respuesta al requerimiento de don Juan Vargas de Salazar, Secretario de Cámara y Miembro del Consejo del Rey Felipe II.

"[...] La Villa de Villa Robredo parece por el testimonio que ynbiaron [...] tiene mill y seis y dieciocho vecinos [...]"

Es decir, hacia la última década del siglo XVI Villarrobledo ya tiene la nada despreciable -para la época- cifra aproximada de 7.281 habitantes (1.618 vecinos); siendo la población más populosa de la Tierra de Alcaraz incluso más que la propia capital, Alcaraz, que tenía 1.228 vecinos (5.526 habitantes aproximadamente).

Sin duda, el espectacular despegue demográfico del siglo XVI en Villarrobledo parece que se produjo, a la vista de las fuentes; pero la cantidad de 20.000 habitantes es, simplemente, una quimera y aquel crecimiento se mantuvo entre unos límites más contenidos. Aún así, ya es llamativo el hecho de -casi- triplicar la población en menos de cien años. Sin embargo, sabemos de la existencia de algunos hechos que pudieron contribuir a tal proceso demográfico:

1. En 1557, después de una larguísima porfía con Alcaraz, Villarrobledo ve ampliado su término hacia el sur. Esto no sólo se traduce en nueva riqueza en forma de tierras de labranza, pastos y monte que pudieran atraer hipotéticas nuevas vecindades; es que, de hecho, Villarrobledo "engulle" dos "pueblos" con seguridad (Villabachos y Fuente del Espino), posiblemente otro (El Pozo del Cabalgador), se queda en las mismísimas puertas de un cuarto (Sotuélamos) amén de anexionarse quinterías, aldeas y otros establecimientos rurales en un número impreciso. De sus respectivas poblaciones y de cómo elevaron el censo de Villarrobledo no presentaremos pruebas concretas, aunque sería muy factible encontrarlas en un profundo y exhaustivo trabajo (que no vamos a hacer y está muy lejos de nuestras pretensiones) de exploración de los Archivos municipales de las ciudades implicadas: Villarrobledo y Alcaraz.

2. Entre 1568 y 1570 se produce la llamada Rebelión de las Alpujarras y se sabe que La Mancha fue una gran receptora de los moriscos de Granada dispersados por Felipe II con el fin de evitar nuevas revueltas. De igual manera, Villarrobledo fue uno de los focos de la zona de donde procedía un mayor número de los moriscos deportados en 1609 por Felipe III (381). Entre ambos hechos se recaba información para el Vecindario de Alcaraz ¿fue Villarrobledo uno de esos núcleos, primero receptores y luego deportadores? Las leyendas, tradiciones y datos históricos (algo confusos) siempre han hablado de aljamas, comunidades "criptojudías", oficios ligados a comunidades musulmanas (cantería y tinajería), usos constructivos (viviendas organizadas en torno a patios comunes) de tradición musulmana en algunos barrios, usos agrícolas en algunas zonas del término (huertas, acequias, norias y aceñas), topónimos, etc. Un primer problema es deslindar cuáles de estos son fruto de este proceso demográfico (acogimiento- expulsión) o bien de la herencia musulmana propia previa a la Reconquista del siglo XIII, muy razonablemente supuesta y con algún soporte arqueológico dentro del T. M. Otro problema es determinar (si creemos que así fue) qué número de moriscos vinieron, puesto que el número de los expulsados sí se sabe.



Continuará...