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jueves, 12 de abril de 2007




El Paleolítico en Villarrobledo (Apuntes de Historia II)

© 2007 Ángel Plaza Simón.
Prohibida la reproducción, total o parcial por cualquier medio; sin la autorización expresa del autor y sin citar las fuentes.




Villarrobledo en el Paleolítico Inferior: La Jaraba.

Recreación del Asentamiento de Terra Amata
Recreación del asentamiento de Terra Amata
Según el estado actual de las investigaciones el Paleolítico Inferior local florece en La Jaraba, en una terraza ribereña formada por el Valdelobos. Esta afirmación se sustancia con el hallazgo de bifaces, hendedores, limazas y raederas; cuyas características tipológicas y técnicas llevan a Serna[24] a definirla dentro [...]de la fase del Achelense Superior final con micoquiense, que se fecharía por comparación con otro conjuntos semejantes en el interglaciar Riss-Würm[...][25].

Aunque es bien poco lo que se sabe sobre el estilo de vida que llevaban los homínidos que poblaban Europa en esta etapa, esta ubicación es coherente con algunas de las tesis[26] que se manejan: Gran parte de los hallazgos corresponden a asentamientos al aire libre -generalmente en torno a los cauces fluviales- frente a los asentamientos en cuevas, más abundantes en el Paleolítico más avanzado, el Mesolítico y el Neolítico, cuando el dominio pleno del fuego permitió a aquellos homínidos expulsar de cuevas y abrigos a las fieras. De hecho se han hallado restos -sorprendentemente bien conservados- de esos campamentos al aire libre como el de Terra Amata (Niza, Francia)[27] que reproducimos en la ilustración. Otras teorías[28], sin embargo, afirman que ambos tipos de asentamiento obedecían a cuestiones climáticas estacionales: Los grupos de anteneandertales tendrían habitación permanente (campamentos base), en cuevas y abrigos, casi todo el año. En primavera, verano y otoño se conformarían subgrupos -generalmente, compuestos por los individuos más fuertes- que levantarían campamentos estacionales, al aire libre, dedicados a la caza, pesca y recolección. Se sabe que los enclaves estacionales no eran exactamente los mismos cada temporada aunque no distaban mucho unos de otros. Llegado nuevamente el invierno se reagrupaban en el campamento base para poner en común los frutos obtenidos, procurando almacenar lo suficiente para que el gran grupo pudiese afrontar la estación más cruda con mayor garantía de supervivencia.

Asumimos que aún estamos muy lejos de tener un conocimiento cabal acerca del Paleohabitat villarrobletano que [...]no será posible hasta que un trabajo de este tipo se vea completado con estudios paleobotánicos, paleozoológicos, geológicos, traceológicos y análisis micro- y macro- espaciales de los yacimientos[...][29]. Si bien, teniendo en cuenta estas consideraciones y debido a la carencia manifiesta de grandes cuevas o abrigos en nuestro TM, es posible que La Jaraba pudiera ser uno de esos campamentos al aire libre (estacional o no) donde abundaban pesca, caza y frutos silvestres. Esta tesis se ve reforzada con el estudio etimológico de este microtopónimo, que nos da algunas pistas sobre como pudo ser ese paraje en tiempos pretéritos: Según se acepta comúnmente[30], Jaraba es un término de origen árabe[31] que significa "Agua o bebida abundante". Es posible que aquella zona fuese uno de los múltiples humedales o lagunas existentes en nuestro término -hoy desaparecidos-, cuyo rastro trataremos de seguir en estos Apuntes por las implicaciones arqueológicas que tienen[32]. No debemos automáticamente deducir que, lo que fuera en época musulmana, hubiera sido así en el Paleolítico; pero por los antecedentes y la falta de excesiva presión humana sobre los recursos naturales de esa zona hasta épocas muy cercanas[33] podemos asumir razonablemente que pudo ser un entorno apto para la subsistencia de estos grupos de homínidos basados en una economía cazadora- recolectora. De hecho, es posible que La Jaraba haya sido durante milenios uno de esos sitios con "suficiente personalidad propia"[34] como para haber albergado población humana durante extensos períodos: Existían buenas condiciones para Agricultura y Ganadería, le da servicio una de las vías de comunicación antiguas más importantes de la zona -el llamado en el medievo Camino Real de Granada a Cuenca, al que dedicaremos más atención en adelante- y, además, existen abundantes pistas toponímicas cercanas que, por sí solas o por su concentración en poco espacio, pueden ayudarnos a concluir que hubo presencia humana en distintos períodos.

Como hemos dicho, algunas de las herramientas recuperadas en La Jaraba son bifaces, quizá los ejemplares que más llaman la atención de profesionales, aficionados y público en general, y seguramente los más característicos de la Cultura Achelense[35]. A profesionales curtidísimos como Juan Luis Arsuaga, siguen fascinando estas pequeñas obras de arte de la Ingeniería y, según testimonio personal de José Luis Frías, arqueólogo local que detectó el yacimiento, algunos bifaces de La Jaraba son "ejemplares preciosos de auténtico manual". Analicemos algo más estas particularísimas herramientas.

El Hacha de Goliath, bifaces en la Tierra del Agua Abundante.

Primer bifaz denominado como tal por John Frere
Primer bifaz denominado así por John Frere
Hemos incluido en el título, deliberadamente, los dos términos con que se suelen designar a estos utensilios: Hacha (de mano) o Bifaz para comprender mejor cómo eran y para qué se usaban. El primer término es más habitual en el mundo anglosajón (Hand Axe)[36] y es heredero de la propuesta tradicional de Gabriel de Mortillet[37] de 1883. El segundo recoge la tradición inaugurada en 1920 por André Vayson de Pradenne[38] que se impuso gracias a la autoridad científica de François Bordes y Lionel Balout.

Los bifaces fueron los primeros instrumentos paleolíticos en ser reconocidos como tales pues, aunque se conocían desde antiguo, hasta principios del siglo XIX se les atribuía un origen natural y eran considerados objetos mágicos y blanco de creencias supersticiosas[39].

Pero... ¿a qué especie de homínido correspondían las manos que tallaron los útiles de La Jaraba? Aunque dijimos que un estudio sistemático y profundo de los yacimientos villarrobletanos aun debería aportar muchos más datos, la comunidad científica atribuye las industrias líticas Achelenses a individuos de la especie Homo Heidelbergensis (apodados Goliath por su elevada estatura y ancho cuerpo), una especie extinguida del género Homo, antepasada de la otra gran familia de homínidos -Homo Neandertalensis- que llegó a convivir con la nuestra[40].

Cráneo de 'Miguelón', Homo Heidelbergensis aparecido en la Sima de los Huesos (Atapuerca)
'Miguelón'- Homo Heidelbergensis de Atapuerca
Una de las cuestiones que más suele llamar la atención en el estudio de la prehistoria es, precisamente, la posibilidad de que dos "humanidades" diferentes convivieran en un mismo espacio y tiempo sobre la Tierra, posibilidad que parece demostrada fuera de toda duda[41]. Hasta tal punto es así que se cree -salvo sorpresa mayúscula- que la situación actual en la que sólo existe un tipo de homínido en nuestro planeta es verdaderamente anómala; pues, durante largos períodos de tiempo, han convivido dos, tres o más especies diferentes. Por ejemplo, a la vez que los individuos más antiguos de nuestra especie (el llamado Hombre de Cro- Magnon, Homo Sapiens Sapiens igual que nosotros a todas luces) comenzaban a establecerse y extenderse de manera imparable por todo el Viejo Mundo, en Asia se extinguían los últimos Homo Erectus y en Europa la población de Neandertales (Homo Sapiens Neandertalensis) iba disminuyendo hasta sus últimos reductos en la Península Ibérica. También parece que pudo convivir con nosotros el sorprendente y controvertido Homo Floresiensis[42]. La interacción entre grupos de homínidos es más difícil de probar -y mucho más aún que dos especies diferentes se "cruzaran" genéticamente- pero hay muchas pistas que indican que pudo ser así y que no siempre fue conflictiva como tenderíamos a pensar.

Continuará...

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24 SERNA LÓPEZ, J. L. "Avance al Estudio del Yacimiento Achelense de La Jaraba (Villarrobledo, Albacete)" en Al- Basit: Revista de Estudios Albacetenses, nº 35, p. 71. Albacete, I.E.A., 1994.
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25 El Achelense Superior, en Europa Occidental, comienza avanzada la Glaciación de Riss (aproximadamente hacia el 140.000 a.C.), continúa en el Interglaciar Riss-Würm (125.000-100.000 a.C.) y acaba en el primer período würmiense (iniciado hacia el 100.000 a.C.). Se trata de una subdivisión dentro de la que se ha denominado Cultura Achelense que tomó su nombre del lugar donde fue identificado por primera vez: Saint-Acheul (Francia) y se asocia a los anteneandertales. Para más información cfr. BENITO DEL REY, L. y BENITO ÁLVAREZ, J. M. Métodos y Materias Instrumentales de la Edad de la Piedra Tallada más Antigua. Salamanca, Librería Cervantes, 1998.
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26 VICENÇ BORDES, G. "La Velleta Verda: Culturas Prehistóricas" en http://club.telepolis.com/gvb/cultures.htm. Pego, 2005.
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27 VV. AA. Musée de Terra Amata - Un campement de chasseurs préhistoriques à Nice il y a 400.000 ans. Nice, Musée de Terra Amata, 1987.
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28 Cfr. http://es.wikipedia.org/wiki/Paleolítico.
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29 SERNA LÓPEZ, J. L. El Paleolítico Medio en la provincia de Albacete, p. 16. Albacete, I.E.A, 1999.
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30 CORRAL LAFUENTE, J. L. "Toponimia de origen Árabe de Entidades de Población y de caracter macrogeográfico" en http://www.dpz.es/ifc2/atlasH/indice_epocas/islamica/38.htm. Zaragoza, Institución Fernando el Católico, 2006.
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31 En contra de la corriente historiográfica local que parece negar cualquier evidencia de población en Villarrobledo previa a finales del siglo XIII; hemos encontrado que la presencia musulmana es mucho mayor de lo que cabría pensar en nuestro TM y viene confirmada por la existencia de abundantes topónimos de posible origen árabe (Alcolea, Almedina, Almorchones, Barajas, Calaverón, Jaraba, ¿Jarcejil?, Moharras, etc...), topónimos referentes al mundo musulmán (Rincón del Moro, Cueva del Moro, Cuesta del Moro, La Moranchela...) y abundantes restos arqueológicos de esa época; así como la pervivencia de usos agrícolas y de disposición de las viviendas en algunos barrios de posible origen arábigo. En posteriores Apuntes de Historia nos extenderemos más.
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32 Que nuestro TM fue en tiempos (no muy lejanos) bastante más húmedo de lo que es hoy es una verdad incontestable, pues incluso hay constancia histórica (desde el siglo XVI) de los nombres de algunos de esos humedales que estaban en el propio casco urbano, de la normativa municipal aplicable a ellos y del provecho económico que de ellos sacaba el Concejo (Cfr. CARRILERO MARTINEZ, R. Ordenanzas Municipales de Villarrobledo (1472-1623), p. 139. Albacete, IEA, 1992): el conocidísimo Carrillo Zerrado(sic) -que con su progresiva desecación se convirtió en dos, Carrillo Grande y Chico-, Chavarco -al final de la calle homónima- y Carreruela, del que desconocemos su ubicación. Aunque por cercanía fonética pudiera parecer que estaba ubicado en las cercanías de la calle Corrihuela, este último término hace referencia al nombre común de la Calystegia Sepium, planta vivaz trepadora cuyos tallos alcanzan hasta 2'5 metros de largo, de hojas acorazonadas y flores grandes de color blanco puro. También existen otros términos que han quedado fijados en la toponimia, microtoponimia e hidronimia y hacen referencia a extensiones, más o menos grandes de agua: Calle de la Laguna, Paraje de la Laguna, ¿Jarcejil? (la raíz *Xar= Bebida, agua podría ser la misma que en Jaraba, si bien para el hidrónimo Cañada de Garçi Gil cfr. CARRILERO MARTINEZ, R. "Los pleitos entre Alcaraz y Villarrobledo (ss. XVI y XVIII): análisis de contenido" en Al-Basit: Revista de Estudios Albacetenses nº 37, p. 95. Albacete, IEA, 1995), Fuente Aguaya, Fuente del Espino, etc. Incluso existían otras lagunas sin nombre oficial conocido como aquella cuya desecación fue el germen del actual Parque de Nuestra Señora de la Caridad (la conocida popularmente como Laguna de Esteban). Todos estos y otros humedales, lavajos y lagunas, así como su posible génesis e implicaciones arqueológicas las estudiaremos con detenimiento en sucesivas entregas.
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33 Cfr. CARRILERO MARTINEZ, R. Ob. cit. , pp. 145-157. Albacete, IEA, 1992. Hasta el siglo XVII en el entorno de La Jaraba no existe excesiva presión agrícola y es una zona montuosa más o menos "virgen", como podemos deducir de las ordenanzas que hacen referencia a la acotación y conservación del pinar viejo de El Calaverón.
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34 ESCUDERO BUENDÍA, F. J. y cols. Ob. Cit., p. 10. Imp. Cervantina El Toboso, Ed. Concejalía de Cultura Excmo. Ayto. de Socuéllamos, 2001.
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35 Cfr. http://es.wikipedia.org/wiki/Bifaz.
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36 En alemán Faustkeil (libremente "hacha de mano" aunque, literalmente, sería "cuña de puño") y en holandés Vuistbijl.
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37 MORTILLET, G. de. Le Préhistorique. Antiquité de l´Homme, p. 148. París, Bibliotéque des Sciences Contemporaines, 1883.
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38 VAYSON DE PRADENNE, A. "La plus ancienne industrie de Saint-Acheul", en L'Anthropologie, tomo XXX. París, Publications Elsevier, 1920.
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39 Se les denominaba Piedras de Rayo o Ceraunias, pues desde la tradición popular se pensaba que se originaban cuando un rayo alcanzaba la tierra. Se utilizaban como amuletos para protegerse de las tormentas. La primera vez que se consideran como instrumentos paleolíticos es en FRERE, J. "Account of Flint Weapons Discovered at Hoxne in Suffolk", en Archaeologia, vol. 13, pp 204-205. Londres, 1800.
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40 Cfr. http://es.wikipedia.org/wiki/Homo_heidelbergensis.
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41 ARSUAGA FERRERAS, J. L. La Saga Humana, Una Larga Historia, p. 38. Madrid, Edaf, 2006.
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42 Cfr. http://es.wikipedia.org/wiki/Homo_floresiensis.
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miércoles, 28 de marzo de 2007




El Paleolítico en Villarrobledo (Apuntes de Historia I)

El Paleolítico en Villarrobledo (Apuntes de Historia I) [Versión PDF]

© 2007 Ángel Plaza Simón.
Prohibida la reproducción, total o parcial por cualquier medio; sin la autorización expresa del autor y sin citar las fuentes.


Gracias a los trabajos pioneros de autores como el Padre Blas Franco Fernández, en el siglo XVII; el Padre Francisco de la Cavallería (sic) y Portillo, en el XVIII; Don Jesualdo Morcillo y Valero, en el XIX, y Don Agustín Sandoval Mulleras y Don Virgilio Espinar Sánchez, en el XX; Villarrobledo puede estar orgulloso de ser uno de los pueblos de la provincia y región que más y mejor conoce su pasado. Sin embargo, salvo notas y referencias totalmente marginales, su Historia más antigua sigue siendo una gran incógnita oculta en los arcanos del tiempo. Con la publicación de esta serie de apuntes y en la medida de lo posible, trataremos de completar esa visión histórica de conjunto que dichos autores nos han legado y superar esa idea de que nuestra ciudad y su término no tienen historia previa al siglo XIII.

El Paleolítico es el período cultural más amplio en el que se suele subdividir la Prehistoria, pues abarca desde el origen de los homínidos[1] (hace más de 2.500.000 años) hasta los cambios climáticos acaecidos en el período Holoceno[2] (hace unos 10.000 años). Durante ese extenso lapso de tiempo los seres humanos evolucionaron ampliamente desde el punto de vista biológico, sucediéndose diferentes ramas dentro de los géneros Australopitecus y Homo, hasta llegar al actual Homo Sapiens Sapiens.

Útiles en piedra del Periodo Achelense
Útiles en piedra del Periodo Achelense
En el aspecto cultural y tecnológico se producen paulatinos pero importantes avances, como, por ejemplo, el conocimiento y dominio del fuego. Otro hecho fundamental es que, en este período, se comienzan a elaborar diversos útiles fabricados en piedra, muy toscos al principio aunque más y mejor elaborados conforme progresan las técnicas de tallado. Esta capacidad para utilizar o crear objetos está vinculada a nuestra propia génesis, evolución y éxito como especie. Aún hoy en día, las herramientas producidas en el Paleolítico siguen cumpliendo, con una eficacia sorprendente, el cometido para el que fueron ideadas: cortar, raer, aserrar, triturar... Este conjunto de útiles fabricados en piedra que llamamos industrias líticas suele constituir, por norma general, el vestigio más antiguo que indica la existencia de población de homínidos en un determinado lugar.


En la provincia de Albacete y a pesar de que, ya a principios del siglo XX, eminentes arqueólogos de la talla de Henri Breuil[3] o Hugo Obermaier[4] habían señalado la existencia de restos Paleolíticos; no es hasta la década de los setenta de esa centuria cuando se intensifica el estudio de esta etapa prehistórica. El motivo es la acumulación substantiva de hallazgos y, entre ellos, la localización y estudio de cinco yacimientos[5] en las cuencas del Córcoles, Sotuélamos y Valdelobos que se inscriben dentro del denominado Paleolítico Medio.

El Paleolítico Inferior y el Paleolítico Medio en el Alto Guadiana: Las primeras sociedades humanas en la provincia de Albacete.

No es de extrañar que los primeros vestigios del paso de homínidos por nuestra provincia aparezcan en torno a los cauces fluviales. Los ríos, además de ser una gran fuente de suministro de agua potable y pesca, constituyen vías de comunicación naturales de primer orden en la antigüedad más remota[6]. Así mismo, sus riberas constituyen lugares excepcionales de concentración de especies animales y vegetales que podrían servir como alimento de nuestros antepasados, así como proporcionar otros elementos para cubrir necesidades básicas (pieles, huesos, maderas, ramas, etc.).

Serna López[7] (1999), pionero en la investigación sobre este periodo, establece que los principales indicios de población Paleolítica en la actual provincia de Albacete se concentran en tres grandes zonas:

- Alto Guadiana: Cuencas del Córcoles, Sotuélamos, Valdelobos y Záncara.
- Margen derecha del Segura: Cuenca del Zumeta.
- Margen izquierda del Segura: Cuenca del Mundo.

En la pagina 84 de la citada obra, Serna refiere que la primera zona [...]ocupa en Albacete el sector noroccidental de la provincia, abarcando la zona norte del Campo de Montiel y la banda meridional de La Mancha[...], cuyos cursos fluviales, [...]durante el Cuaternario han ido modelando el relieve, encajándose entre los suaves pliegues del Campo de Montiel y formando terrazas al pasar por las llanuras manchegas[...]. El Término Municipal (TM.) actual de Villarrobledo está ubicado plenamente dentro de esta zona, pues esa transición entre el Campo de Montiel y La Mancha se produce al sur y dentro de dicho TM. Además, los cuatro ríos[8] considerados dentro de la zona transcurren por él o lo delimitan. De hecho, de los seis yacimientos Paleolíticos consignados para la provincia en esa zona todos -menos uno en el TM. de El Bonillo, aunque fronterizo- están dentro del Término villarrobletano.

Como vemos el Paleolítico está -paradójicamente- bastante bien representado y documentado en Villarrobledo. Por su número y singularidad, los yacimientos locales de esta etapa son los que han merecido mayor atención por especialistas, en comparación con los restos arqueológicos de otras etapas culturales posteriores.

Córcoles y Valdelobos, los ríos ocultos.

Río Córcoles
Río Córcoles
Ambas márgenes del Córcoles han supuesto -desde siempre, podemos afirmar- el principal foco de asentamiento humano en la comarca. Decenas de enclaves ribereños, a lo largo sus 55 kilómetros aproximados de recorrido, muestran signos substanciales de ocupación correspondientes a gran parte de las etapas y culturas -prehistóricas, protohistóricas e históricas- que han dejado huella en nuestra Península. Algunos de esos yacimientos sólo ofrecen vestigios de una o unas pocas de ellas; pero de otros como el Villarejo Rubio[9] (desde el Paleolítico hasta el siglo XIV, aproximadamente) y el posible Pozuelos de Villabachos[10] (desde el Paleolítico hasta el siglo XV o, incluso, hasta el XVIII si se confirma su adscripción) se tiene abundante constancia arqueológica y documental de que han estado poblados durante extensos periodos de tiempo, con algunos hiatos demográficos, más o menos prolongados . Es más, algunos pueblos actuales en sus orillas como Munera o Socuéllamos, tienen bajo sus respectivos solares pruebas de ocupación -casi sin interrupciones- desde tiempos muy remotos[11]. Ante estas muestras de ocupación finisecular y sin desmerecer otros enclaves provinciales, cualquiera de estos asentamientos podría ser digno candidato de un profundo estudio transversal de los que, salvo honrosas excepciones[12], tan carente está el panorama arqueológico provincial[13] frente a los magníficos y profundos estudios referentes a etapas de asentamiento concretas en toda la provincia[14].

A pesar de este esplendoroso pasado que hemos pergeñado y sobre el que tendremos que volver una y otra vez si pretendemos conocer nuestra historia más remota[15]; hoy en día el río Córcoles no es más que un exangüe hilillo de agua (cuando no está completamente seco), cuyo caudal es escamoteado, ya desde sus entrañas, por centenares de pozos y que ha visto progresivamente invadido su territorio, deforestadas sus riberas por una feroz presión agrícola y desviado su curso por intereses no siempre claros.

Si la situación del Córcoles es crítica, la del Valdelobos es abiertamente decrépita y moribunda, pues con el transcurrir de los tiempos y la progresiva rarificación y ofuscación de su curso ha perdido hasta su "condición" de río. Pero esto no fue siempre así, sólo hay que seguir su curso hasta el nacimiento y ver lo que ha sido capaz de tallar en el relieve su paso durante siglos; de hecho aun quedan personas vivas que manifiestan haberse bañado en él. También son muy conocidas localmente las "crecidas de la Cañada de Valdelobos", producidas cuando hay lluvias especialmente copiosas o debido a otros fenómenos hidrogeológicos (Extrusión Kárstica)[16], que han llegado a provocar serias inundaciones y destrozos. Como muestra, en 1906 el Valdelobos arrasó el tendido ferroviario debido a la proliferación de construcciones y obras arquitectónicas que dificultan -aun hoy en día- el paso del agua[17]. Sus múltiples eferentes son otras cañadas y vallejos de curso muy irregular como las de Matahermosa y La Herradura.

El mapa Paleolítico de Villarrobledo.

Para la etapa que historiamos, Manuel Santonja[18] señala la existencia de tres yacimientos en el Córcoles (Las Beatas y Castellanos), en Villarrobledo y Malagana, entre Villarrobledo y El Bonillo)[19] y uno más en su tributario Sotuélamos (Pajarón, en Villarrobledo). El panorama local del Paleolítico Medio se completa con el yacimiento de La Capitana en la Cañada- Río de Valdelobos. No son estos los únicos yacimientos Paleolíticos villarrobletanos ya que existe otro en el Valdelobos (La Jaraba), descubierto y estudiado posteriormente[20] y adscrito a una subdivisión anterior: el Paleolítico Inferior. Este último yacimiento constituye una de las muestras más antiguas de ocupación humana en la provincia de Albacete junto con el de La Fuente en Hellín[21]. Los yacimientos más cercanos al casco urbano son La Capitana a 5 kms. al Norte, La Jaraba a 6´8 kms. al Noreste y Castellanos a 7'9 kms. al Suroeste.

Industrias líticas en el TM. de Villarrobledo

Por otro lado, Escudero Buendía[22] refiere la existencia de útiles líticos del Paleolítico en torno al yacimiento iberorromano de Los Santos, sin adscripción a una etapa concreta. Mención aparte merece el hallazgo en Los Minayas[23] de útiles líticos posiblemente Musterienses, por parte del autor de este artículo, en un Yacimiento inédito en torno a la Cañada de la Herradura. Estos vestigios completan el mapa, conocido hasta hoy, de la Industria Lítica villarrobletana. Sin embargo, albergamos sospechas de que pueden no ser los únicos ya que el hallazgo de todos los yacimientos citados -sin excepción- son producto de la casualidad: Los Musterienses se hallaron cuando se procedía a la actualización de la cartografía del IGN, el Achelense se produjo durante unas labores agrícolas, los Santos cuando se buscaban restos de otras culturas posteriores y Los Minayas, buscando el trazado de una Vía Romana. Si se nos permite la licencia, podemos decir que tuvieron la suerte de que personas atentas, aunque estaban ocupadas en otros menesteres, sospecharon de la presencia de estas particulares piedras talladas. Sólo una campaña de prospección arqueológica intensiva, dirigida por especialistas y vinculada exclusivamente a la búsqueda de vestigios de esta etapa histórica podría trazar este mapa incompleto pero, sin duda, muy prometedor. Los caminos están esbozados y tienen nombres fluviales.

El Paleolítico II >>

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1 El Australopithecus Africanus es considerado como uno de los antepasados directos más remoto de la especie humana. Vivió entre los 3 y 2 millones de años, caminaba erguido y medía en torno a un metro de altura, según se desprende de la forma de la pelvis y los huesos de las piernas. A pesar de que existen restos mucho más antiguos de otras especies emparentadas, se considera que fue el primero en tallar útiles de piedra para producir filos cortantes; conducta que marca el inicio de la Prehistoria.
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2 El Holoceno es la última y actual época del período geológico Cuaternario. Corresponde con el fin de la última glaciación -hace aproximadamente 11.550 años (en torno al 9600 adC)- que provocó el aumento del nivel del mar. Esto motivó que Indonesia, Japón y Taiwán se separaran de Asia; el Reino Unido, de Europa, y Nueva Guinea y Tasmania, de Australia. Además, ocasionó la formación del Estrecho de Bering. Los cambios en el medio ambiente provocaron una serie de alteraciones en la economía de las sociedades cazadoras- recolectoras, que desembocarían en el periodo Mesolítico, al desaparecer la mega- fauna del Pleistoceno: se domesticó al lobo, convirtiendo al perro en un auxiliar fundamental para la caza menor y se adoptaron también el arco y las flechas, y los arpones.
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3 BREUIL, H. "Station moustèrienne et peintures prèistoriques du Canalizo el Rayo, Minateda (Albacete)", en Archivo de Prehistoria Levantina I. Valencia, 1928, pp. 15-17 lams. IV.
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4 OBERMAIER H. El Hombre Fósil. Madrid, Museo Nacional de Ciencias Naturales, 1925.
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5 SANTONJA GÓMEZ, M. et al. "Nuevas industrias paleolíticas en la Cuenca Alta del Guadiana: Estudio Preliminar", en Actas de la II reunión del G.T.C. Jaca, 1977.
SANTONJA GÓMEZ, M. et al. "Problemática del estudio de los yacimientos paleolíticos de la Meseta española en relación con sus características estratigráficas", en Boletín de la Asociación de Amigos de la Arqueología, nº 10. 1978.
SANTONJA GÓMEZ, M. El Paleolítico Inferior en la Meseta Española, Tesis Doctoral. Madrid, Universidad Complutense, 1981.
SANTONJA GÓMEZ, M. Características generales del Paleolítico Inferior en la Meseta Española. Madrid, Numantia, 1981.
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6 Cfr. SANZ GAMO, R. "Historia Antigua", en Albacete (VV. AA.). Madrid, Agedime- Ed. Mediterráneo, 1995. p 57. La importancia de estos cauces para el tránsito de personas, ganados, ideas o culturas queda de manifiesto en el hecho de que continuaron siendo utilizados hasta épocas muy recientes, como veremos en posteriores apuntes de historia.
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7 SERNA LÓPEZ, J. L. El Paleolítico Medio en la provincia de Albacete. Albacete, I.E.A, 1999.
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8 Con toda seguridad, a muchas personas habrá llamado la atención denominar al Valdelobos como río cuando se considera tradicionalmente una cañada, si bien suele recibir calificativos como cauce fluvial de 'curso intermitente' o que 'puede comportarse como un río'. Al respecto, consideramos que la opinión más autorizada y clarificadora la tiene la Confederación Hidrográfica del Guadiana que, en su Descripción general de la Demarcación Hidrográfica del Guadiana, Madrid, 2003, p.18, cita textualmente:
[…]- El Campo de Montiel, […] de esta meseta nacen los ríos Valdelobos, Córcoles, Alarconcillo, Pinilla, Azuer y Jabalón, […] todos ellos, excepto el Jabalón, discurriendo hacia el noroeste para alimentar también el acuífero de La Mancha Occidental.[…]
En el periodo al que nos referimos esta afirmación cobra mayor sentido, pues entonces era un curso estable de agua, bastante caudaloso.
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9 Vid. ESCUDERO BUENDÍA, F. J. y cols. Catálogo Tras los Orígenes de La Mancha de Vejezate. Imp. Cervantina El Toboso, Ed. Concejalía de Cultura Excmo. Ayto. de Socuéllamos, 2001.
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10Sobre el núcleo de población villarrobletano de Villabachos o Pozuelo de Villabachos -según las fuentes- existen testimonios documentales directos, al menos, desde el siglo XV hasta 1789 cuando se le cita en el Censo de Floridablanca como anejo despoblado. Por su ubicación en mapas del siglo XVIII o testimonios documentales como los relacionados con la ampliación del TM. culminada en 1557, sugerimos su ubicación en (o las cercanías inmediatas de) el interesantísimo complejo arqueológico de La Pasadilla- Los Castellones. En sucesivos apuntes de Historia abundaremos en esta hipótesis y en el estudio de los yacimientos citados.
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11 Para el poblamiento de Munera, véase GARCÍA SOLANA, E. Munera por dentro. 3ª Ed 2003. Albacete, Junquera Impresores, 1963. Para Socuéllamos, véase ESCUDERO BUENDÍA, F. J. y cols. Ob. Cit.
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12 Como El Tolmo de Minateda y Libisosa, Parque Arqueológico Regional el primero y seria candidata a serlo la segunda.
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13 Sobre esta problemática Cfr. ABAD CASAL, L. "Arqueología en Albacete (1984-2000)" en Actas del II Congreso de Historia de Albacete. Vol I: Prehistoria y Arqueología. Albacete, I.E.A, 2002.
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14 Como ejemplo podemos citar los múltiples asentamientos de la Cultura Ibera y el Bronce Manchego, cuyos estudios tienen amplia tradición y trascendencia o las múltiples muestras provinciales englobadas dentro del conjunto llamado Pinturas Rupestres del Arco Levantino.
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15 Y no tan remoto como podíamos pensar pues hasta mediados del siglo XX -aun acosado por sus tremendos estiajes- ha albergado en sus orillas un gran número de molinos hidráulicos y otros ingenios que bien merecen un estudio y catalogación especial. Sobre el tema léase el estudio excepcional de GARCÍA MARIANA, F. J. "Patrimonio Histórico Hidráulico en la Cuenca del Río Córcoles" en http://usuarios.lycos.es/corcoleslibre/Comunicacion_PHH_CUENCA_CORCOLES.doc. Murcia, 2005.
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16 RODRÍGUEZ ESTRELLA, T. y GARCÍA MARIANA, F. J. "Los fenómenos de Extrusión Kárstica en la provincia de Albacete" en Sabuco: Revista de Estudios Albacetenses, nº 4. Albacete, I.E.A., 2003.
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17Cfr. SANDOVAL MULLERAS, A. Historia de mi pueblo, p. 45. 2ª Ed 1983. Villarrobledo, Imp. Cervantes, 1960.
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18 SANTONJA GÓMEZ, M. et al. Ob. Cit. 1977.
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19 Curiosamente, dentro del término existen otros dos parajes -más conocidos popularmente- que igualmente se llaman Las Beatas y Malagana. Como también tienen posibles connotaciones históricas en otras épocas sobre ellos incidiremos en posteriores Apuntes. No confundir estos con aquellos.
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20 SERNA LÓPEZ, J. L. "Avance al Estudio del Yacimiento Achelense de La Jaraba (Villarrobledo, Albacete)" en Al- Basit: Revista de Estudios Albacetenses, nº 35, pp. 63-72. Albacete, I.E.A., 1994.
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21 MONTES BERNÁRDEZ, R. y RODRÍGUEZ ESTRELLA, T. "Estudio arqueológico de un yacimiento achelense ubicado en La Fuente de Hellín y su contexto geológico regional" en Al- Basit: Revista de Estudios Albacetenses, nº 16, pp. 45-77. Albacete, I.E.A., 1985.
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22 Vid. ESCUDERO BUENDÍA, F. J. y cols. Ob. Cit., p. 62. Incluye otros lugares cercanos con posibles restos paleolíticos, pero ya en territorio socuellamino: Titos, El Chaparral, El Pozo de los Frailes, La Hijosa, Vejezate, Manjavacas y Las Balsas. Sólo La Hijosa ha sido reconocido y adscrito al Paleolítico Medio en GARCÍA HUERTA, M.R., IZQUIERDO, R. y ONRUBIA, J.. "Carta Arqueológica de la provincia de Ciudad Real. Avance de resultados de la primera fase", en Jornadas de Arqueología de Ciudad Real en la Universidad Autónoma de Madrid, pp. 17-39. Serv. Pub. JCCM, Toledo, 1994.
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23 Propietarios de la zona nos refirieron la posible existencia de un vía romana por Los Minayas. Con esa hipótesis realizamos una inspección visual, puesto que podría existir ligazón con otros tramos y yacimientos que ya conocemos y el topónimo Minaya, según ASÍN PALACIOS, M. Contribución a la Toponimia Árabe de España, p. 122. Madrid, Versal, 1944, proviene del árabe está presente en diversas poblaciones y parajes españoles: Villaminaya, Encinasola de Los Minayas, Los Minayas y significa "camino abierto y visible" (aunque creemos que tampoco es totalmente descartable un topónimo patronímico derivado de un compuesto de ibn Yahya -hijo de Yahya, nombre de origen bereber bastante común- cuya evolución fuese ibn> *ben > *bin > *min; esto explicaría nombres como el de Alvarfañez Minaya o apellidos como Benayas). Respecto a restos prerromanos, romanos visigodos o árabes la búsqueda fue infructuosa, aunque pudimos observar la gran cantidad de útiles líticos que aparecen desperdigados en una enorme franja de terreno.
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